Litigation finance y la hipótesis de los mercados eficientes

Resumen: El mercado de litigation finance aún es sumamente ineficiente debido a la falta de liquidez y cantidad de jugadores operando en este mercado. Siguiendo el marco conceptual propuesto por la hipótesis de los mercados eficientes esto presenta una oportunidad de obtener retornos muy elevados aún ajustando por riesgo. Además, y manteniéndonos en el mismo marco conceptual de la EMH, al ser un tipo de inversión que no tiene correlación en su rendimiento con el resto de los activos del mercado, es ideal para diversificar cualquier cartera y disminuir el riesgo intrínseco.

La hipótesis de los mercados eficientes postula, básicamente, que el precio de los activos financieros refleja toda la información disponible sobre los mismos. Es decir, frente a la llegada de nuevos datos relativos a cierto activo se debería dar lugar a una actualización inmediata en su precio, proporcional a la naturaleza y magnitud de esta nueva señal. Por lo tanto, cuando decimos que el mercado se comporta eficientemente es en un sentido estrictamente informático, ya que incorpora en sus precios toda la información dispersa sobre los activos subyacentes. 

Hay una relación directa entre la eficiencia informática de los activos y su liquidez. Cuanto mayor liquidez haya en un mercado, mayor será la eficiencia del mismo. Tomando el caso de las acciones, frente a una noticia positiva relacionada a cierta empresa con oferta pública de acciones, las acciones de la misma tenderán a subir inmediatamente. Esto se da al ser un mercado sumamente líquido con muchos compradores y vendedores, y una barrera de entrada relativamente baja. Por supuesto que lo mismo sucederá en caso de una noticia negativa, a través del mecanismo de short-selling se podrá empujar el precio para abajo frente a la previsión de una afectación negativa sobre los futuros flujos de esta empresa.

Estos mecanismos son los que vuelven eficiente al precio de los activos: la posibilidad que varios actores de manera descentralizada incorporen la información dispersa ajustando el precio para intentar reflejar su valor real. La economía de mercado es básicamente eso: un sistema de procesamiento de información descentralizada, expresada de la forma más eficiente posible, a través de las señales que nos dan los precios.

Esta característica de los mercados es vital para el correcto funcionamiento de la sociedad en su conjunto ya que de esta forma podemos coordinar miles de millones de voluntades dispersas en distintos puntos del planeta. Frente a una sequía en Argentina que de lugar a una menor oferta de trigo, esto hará subir su precio reflejando su relativa escasez, enviando señales a los productores del resto del mundo que se necesita destinar más recursos a su producción. No hizo falta ninguna autoridad central para coordinar la producción y el desvío de los distintos factores productivos involucrados; el mercado por sí solo a través de la actualización de la señal en el precio hizo coordinar cientos de productores atomizados a nivel global.

Esto que generalmente consideramos como una característica positiva de la economía de mercado no lo es tanto para el inversor individual. Cada actor que invierte en el mercado, lo hace esperando que el activo en el que está invirtiendo se encuentre subvaluado, es decir, que el mercado aún no esté reflejando su verdadero valor y que en un futuro esto se vea reflejado en una actualización en su precio, obteniendo una ganancia por la diferencia. Cuanto más eficiente sea un mercado, esto es, cuanto mayor sea la liquidez y haya más jugadores destinando poder computacional en determinar el fair value de los activos, menor posibilidad de encontrar alfa (diferencia entre precio y fair value).

Lo poderoso de la EMH -Efficient Market Hypothesis, por sus siglas en inglés- no reside únicamente en su elegancia teórica. La intuición detrás de esta teoría nos indica que al ser muy difícil ganarle a la sabiduría agregada, cada inversor individual debería tener un rendimiento totalmente aleatorio. Una hipótesis inicial para testear empíricamente este modelo es comparar el rendimiento de los fondos de inversión en determinado mercado -acciones del S&P 500, por ejemplo- contra cierto benchmark -el índice del S&P 500-. Y la evidencia, al menos en ese mercado en particular -básicamente el más competitivo de todos, donde más jugadores hay brindando liquidez- es abrumadora: la gran mayoría de los fondos tienen peor rendimientos que el índice. La idea en este espacio limitado tampoco es hacer un repaso por toda la bibliografía sobre el tema, pero hay vasta evidencia para apoyar esta hipótesis: desde el trabajo de Fama -premio nobel de economía por su intento de demostrar esta teoría– a los trabajos de Malkiel -pionero en este tema con su libro “A Random Walk Down Wall Street” y estudios empíricos más recientes– a lo realizado por John Boggle, el creador de Vanguard, considerado el padre de la inversión pasiva. Sumado a esto, si analizamos las encuestas académicas sobre la materia, una abrumante mayoría de economistas está de acuerdo con las implicancias de la EMH. Y de hecho, esto es algo que se viene cristalizado en la práctica, ya que en los últimos años más del 50% de la inversión en acciones de EEUU se hizo a través de la gestión pasiva en índices. 

Más allá de la sutileza estadística en las que algunos académicos se adentran para justificar la inversión activa, lo que sí resulta innegable es la estrecha relación entre la liquidez de un mercado y su nivel de eficiencia. Luego podemos discutir si es total o si hay algo de lugar, aunque sea mínimo, para la inversión activa en mercados líquidos. Pero, si al menos tomamos como parcialmente cierto lo propuesto por la EMH deberíamos intentar escaparle a los mercados líquidos al momento de invertir. De hecho, dejando el modelo de la EMH de lado, si nos ponemos a pensar, esto simplemente refleja la lección más básica de la economía: evitar la competencia lo máximo posible.

Y es acá que entra la necesidad de desarrollar el mercado de litigation finance. Al ser un mercado prácticamente inexistente en Argentina y extremadamente subdesarrollado en otros países de la región, es un mercado en donde todavía no hay liquidez. Si alguien pretende financiar su litigio es posible que no encuentre ningún inversor dispuesto a hacerlo. Esto se da no por falta de voluntad de parte de inversores en generar retornos sino por la falta de expertise en la materia (incapacidad para la evaluación sistemática de litigios) sumado a la falta de canales institucionalizados para hacerlo. 

Y esto es precisamente lo que venimos a hacer con Qanlex. Darle un canal institucional al inversor, por el cual pueda conseguir retornos elevados -especialmente en esta instancia de ineficiencia en este mercado- y a su vez permitirle al litigante acceder a financiamiento para su caso con todas las ventajas que ello implica (mitigar riesgos, mantener liquidez, limpiar el balance, etc.). Yendo específicamente al caso de los retornos, podemos encontrar en los fondos que cotizan públicamente, TIR que van del 30% a más del 100% en dólares de forma consistente desde su IPO.

Diversificación y perfil de riesgo de la inversión en litigios

Hay una suerte de meta-lección dentro de la EMH que se condice con el consejo más elemental de las finanzas, y que obviamente también se puede enmarcar dentro de la MPT (Modern Portfolio Theory), y esta reside en la importancia de diversificar la cartera de inversiones.

Manteniéndonos dentro de los postulados de la EMH no sólo sería imposible determinar de antemano cuál activo está priceado ineficientemente dentro de un mismo conjunto de activos, sino que tampoco se debería poder predecir cuál mercado (agregado de activos) tiene un mismatch en su precio para explotar. Por lo tanto, cuando hablamos de diversificación, esta puede darse a lo largo de distintos tipos de instrumentos financieros, industrias o regiones. Pero la verdadera diversificación sucede cuando el beta de riesgo de estos activos no se correlaciona de forma positiva entre sí. Si solamente diversifico entre acciones de un mismo país quedo a merced de los riesgos idiosincráticos de ese mercado. Si además, por ejemplo, invierto en bonos de ese país, más allá que teóricamente estoy diversificando comprando otro tipo de instrumento financiero, aún me encuentro expuesto al riesgo local. Si compro estos mismos instrumentos financieros -bonos y acciones- pero de otras regiones, diversifico aún más, optando por activos con betas de riesgos menores en relación a mi propia cartera pero que aún tienen una covarianza positiva con los activos ya invertidos.

Una diversificación más sustancial de nuestra cartera comienza al invertir en activos cuyo beta de riesgo correlaciona de forma negativa con el resto de nuestros activos, por ejemplo el oro, lo cual le permite al inversor hedgearse frente a riesgos sistémicos. Así, estos activos con beta negativo operan como una suerte de seguro frente a crisis financieras globales que le permita tener un upside que compense la caída del resto de su cartera. 

Hay, por último, una tercer clase de activos que son aquellos que no tienen correlación con la mayoría de los activos del mercado. Esto significa que su rendimiento tiene una covarianza cercana a cero con el rendimiento general del mercado. Esto permite reducir la covarianza entre los activos de una misma cartera, lo cual, al reducir la volatilidad, reduce el riesgo relativo, volviendo a la cartera más eficiente en términos de la MPT. Por lo tanto, esta clase de activos resultan extremadamente atractivos para un inversor debido a que le permite resguardarse y diversificar el riesgo de su cartera, obteniendo retornos independientemente del funcionamiento general de la mayoría de activos del mercado.

Queda, por último, una discusión sobre el riesgo en sí de la inversión en este tipo de litigios, la cual, por supuesto es considerable. Esto es especialmente cierto si invertimos en un litigio de forma individual ya que al tratarse de una inversión con resultado binario, en caso de perder se pierde todo lo invertido. Una vez más, el consejo elemental es entonces diversificar. Si vemos la performance de fondos de litigation finance operando en otros países suelen tener un resultado positivo en el 70-90% de los casos. Con lo cual, si un inversor invierte en un caso individual tiene chances no menores (10-30%) de perder todo lo invertido. En cambio, si lo hace en un fondo que invierta en varios litigios las chances se reducen virtualmente a cero. Es por eso que en Qanlex queremos brindar la oportunidad a inversores locales de invertir en el primer fondo dedicado a litigios en Argentina.

Pasando en limpio, y tomando como marco de referencia la hipótesis de los mercados eficientes, la inversión en litigation finance representa un activo extremadamente atractivo para los inversores ya que al aún ser un mercado sumamente ineficiente permite obtener retornos muy elevados -tal como se viene comprobando con los fondos que operan en países como Australia, UK o EEUU-  y a su vez es un tipo de activo ideal para diversificar cualquier cartera de inversiones al no presentar correlación en su rendimiento con el resto de los activos del mercado. 

Si te interesa invertir en litigation finance podes contactarnos aquí.